Si hoy no te apetece leer mucho… te adelanto la reflexión de este post. Tu mayor error es invertir tiempo en descubrir cómo se gestiona la competencia que te rodea. Has dejado de lado tu idea, ya no crees en tu proyecto e intentas imitar lo que hace tu vecino porque, simplemente, a él le funciona. Repito: ERROR.
¿Que quieres saber por qué pienso así? Pues entonces tendrás que quedarte un poquito más. Lo que te voy a contar no es iluminación divina. Es triste experiencia. Aunque te desvelo, también, que hay algo de luz al final del túnel. ¡Guau! Menudo melón que voy a abrir por aquí.
Malas prácticas sobre cómo se gestiona la competencia
Me parece lo más correcto para empezar. Diciéndote lo que no debes hacer. Hay muchas cosas, pero resumo el post a las 500 palabras que acostumbras a leer y, así, ahorras tiempo.
- Nunca desacredites a la competencia. Frases como «no tiene ni p..a idea» o «quieres una foto o LA foto» y cosas del estilo evidencian que te ha entrado el pánico. Has detectado una amenaza e intentas mantenerte a flote a la desesperada.
- Nunca mandes gente a espiar otro negocio. Es así que se coge antes a un mentiroso que a un cojo. En este mundo todos nos conocemos y, más antes que después, descubrirán que tu único recurso para seguir facturando es intentando copiar la técnica y el flujo de trabajo de otros.
- No uses perfiles falsos en Facebook. ¡Por favor! Esto es de lo más descarado que puedes hacer. Un negocio con una identidad bien definida identifica rápidamente aquellos clientes «extraterrestres» que hacen preguntas extrañas del estilo de «¿Qué packs entregarás en tu próxima campaña?»
- No rastrees las amistades y los grupos que sigue tu competencia. A ellos se llega de una manera natural, por recomendación de otros compañeros o porque se les ha conocido en persona. Te animo a que viajes, a que inviertas dinero y tiempo en forjar alianzas, y en no irrumpir como un elefante en una cacharrería. Chirría mucho, de verdad.
- No copies. Ni precios, ni trabajos, ni packaging, ni frases, ni expresiones. El que se fije en tu producto o servicio, lo habrá hecho antes en el que tú te has fijado para copiar. ¡Eso da muy mala imagen! El cliente no es tonto e identifica rápidamente el que es genuino y especial. Y contigo se sentirá estafado. Esa manera de hacer las cosas, de escribir, de tratar a la gente… forma parte de un «plan global», de una imagen corporativa que se trabaja a conciencia y que tiene más hilos ocultos de los que te imaginas. Si no los conoces… ¡desastre! No te funcionará.
Buenas prácticas con la competencia
Por descarte, si ya no realizas cosas como las que te he puesto antes ya estarías realizando buenas prácticas para con la competencia. Aún así, te doy un par de pequeños consejos que te harán crecer mucho, aunque solo sea como persona.
- Reconoce tus errores. Lo hemos visto en un post anterior de Mamá Emprendedora. No tienes que airearlo a los cuatro vientos, pero, en tu fuero interno, asúmelo: «me he equivocado, no funciona»; y da un pasito atrás, para coger impulso, e intentarlo de nuevo. Aunque sea con otro negocio. ¡Recuerda que eres emprendedora!
- Manda correos a la competencia. ¡Te animo a que lo hagas! Pero reconociéndole los aciertos que ha tenido y derivando clientes que crees que no atenderás con la misma calidad de servicio.
- No dejes de inspirarte. Fíjate en lo que hacen los demás, pero no para «fusilarlo». Debes buscar tu estilo propio. Algún día, sin darte cuenta, descubrirás que tienes uno propio y por el que la gentes te buscará y pagará.
- Tómate un café con la competencia o charla en unas escaleras. Contaros las penas y las alegrías, los nuevos clientes y los nuevos impuestos. Descubrirás que tenéis más cosas en común de las que piensas.
- Y por último, deja de llamarlos competencia – yo lo he hecho para que me entendieras – e identifícalos, simple y llanamente, como COMPAÑEROS. ¡Que los autónomos estamos muy solos!
Esta es mi idea de cómo se gestiona la competencia. En resumen, olvidándote de ella e invirtiendo tu tiempo y esfuerzo en tu propio proyecto.