Después del descanso que me he tomado la semana pasada (recuerda que el martes fue el día del trabajador) quería contarte cómo llevo las Sesiones de Comunión de este año.
Estos reportajes los estructuro en dos fases. Una primera, en mi estudio, de la que salen fotos para incluir en los recordatorios. Y una segunda, en exteriores, una vez pasada la celebración, de donde obtengo instantáneas para completar el álbum.
Suelen ser unos meses muy estresantes. Las jornadas son maratonianas porque los bebés no dejan de nacer y los niños siguen celebrando su primer cumpleaños. Pero este año lo llevo superbien. Llevo todo al día y eso me resulta muy reconfortante.
Cómo llevo las Sesiones de Comunión
Como te contaba, ahora me encuentro en la primera fase de mis Sesiones de Comunión. Las niñas y niños que me han contratado, ya con sus vestidos y trajes, están pasando por mi estudio para hacer las fotos que incluirán en sus recordatorios.
Esta primera parte la hacemos, obviamente, antes de la celebración. Unas cuantas semanas antes. Para que dé tiempo a revelar las fotos, a seleccionarlas y a encargar o confeccionar los detalles que entregarán a sus invitados.
Pueden ser unos marcapáginas, dípticos, fotos sobre madera o acordeones. Son todos muy bonitos, pero necesitan de un proceso de maquetado y creación.
Es fundamental no procrastinar
Es fundamental no procrastinar. No dejar nada para mañana. Si se me ocurre posponer un revelado, luego todo se hace una bola, comienza a rodar cuesta abajo y la carga de trabajo se hace inasumible.
Por eso, según salen los niños de mi estudio, me afano en descargar las fotos de la tarjeta, hacer una preselección y procesarlas en mi ordenador.
La entrega para que los papis hagan la selección de su fotos la suelo hacer en la misma semana en que realizamos la sesión. Y me está encantando la reacción de todos ellos. Son todos muy expresivos cuando las ven en sus galerías y eso me sube mucho la moral.
He de reconocer que me lleva la vida mantener este ritmo de trabajo. Pero, a la vez, me sanea mucho la cabeza saber que no tengo nada acumulado y que todo está saliendo a pedir de boca.